Muralla de Alzira
El recinto defensivo servía para contener el aumento de caudal de las aguas fluviales del Júcar.
Alzira, una isla natural del río Júcar, fue una ciudad completamente amurallada por los musulmanes. Aplicando técnicas constructivas a base de mampostería (mezcla de cal y arena con piedras) y argamasa con encofrados de madera, sus muros cumplían con la doble finalidad de proteger a la población ante posibles agresiones bélicas y como contención de las aguas fluviales cuando aumentaban su caudal.
En la actualidad tan sólo han quedado visibles dos tramos del antiguo recinto: los lienzos y torreones ubicados en la avenida Luis Suñer, en el parque de la Arabia Saudí y los vestigios del Mercado Viejo, un tramo de muralla con tres torreones y un paso de ronda y arco interior. La muralla de este último resto fue sobre elevada en época cristiana debido al progresivo hundimiento que provocaban las aguas.
Acceso libre