Castillo de Miravet
Sus ruinas conservan una buena parte de los restos de la fortaleza de origen musulmán.
El castillo, de origen musulmán, se encuentra en un alto cerro al que se puede acceder desde una senda que parte desde la carretera que une Cabanes y Oropesa.
Las ruinas conservan una buena parte de la estructura de la fortaleza (lienzos de muralla, parte de edificios del poblado adyacente, torres, la derruida iglesia de San Martín y San Bartolomé, elevada sobre la antigua mezquita, que aún conserva varios arcos apuntados y de medio punto) y de las casas y dependencias del antiguo poblado.
Los restos que se aprecian pertenecen al periodo cristiano ya que, en su momento, el obispo de Tortosa organizó la reconstrucción del antiguo conjunto musulmán. El castillo constaba de dos recintos amurallados que se adaptaban a las irregularidades del terreno. También tenía un foso artificial que lo defendía en su parte más accesible.
El Cid lo conquistó en 1091 y desde 1093 a 1103 lo mantuvieron varios gobernadores reales con el fin de contener la invasión de los almorávides, pero el control cristiano no fue definitivo hasta la conquista de Jaume I, que donó el castillo al obispo de Tortosa en 1225, tomándolo en 1233.
El castillo y el poblado fueron abandonados en 1575, cuando se anexionaron a Cabanes.