Inocencio III
Su intervención fue decisiva para que los nobles de Aragón recuperasen al joven Jaume I, en manos de Simón de Monfort.
Inocencio III [Lotario di Segni] (Anagni, actual Italia, 1160 - Perugia, 1216).
Su papado transcurrió entre 1198 y 1216.
De familia noble, tras estudiar teología y derecho canónico en Roma, París y Bolonia, en 1190 fue nombrado cardenal diácono por el papa Clemente III. De este período datan algunas de sus principales obras teológicas y ascéticas, entre las que cabe destacar De contemptu mundi, donde enunció la doctrina teocrática, según la cual todos los monarcas debían someterse al pontífice.
Elegido Papa a la muerte de Clemente III, en 1198, Lotario di Segni adoptó el nombre de Inocencio III e inició un pontificado que supuso el apogeo del absolutismo papal. So pretexto de salvaguardar la fe católica, no dudó en intervenir en la política de los diferentes reinos cristianos siempre que lo consideró oportuno.
Así, en Alemania, participó en la disputa por el trono del Sacro Imperio Romano Germánico, abierta a la muerte de Enrique VI (1197), entre Felipe de Suabia y Otón de Brunswick, querella en la que al principio favoreció al segundo, a quien coronó emperador como Otón IV (1209), para excomulgarlo más tarde y apoyar al futuro Federico II, hijo de Enrique VI, de quien era tutor (1210).
La intervención de Inocencio III fue decisiva para que los nobles de Aragón recuperasen al joven Jaume I, en manos de Simón de Monfort.
En Francia, actuó contra el rey Felipe Augusto por haber repudiado a su esposa, Isambourg de Dinamarca, y le impidió llevar a cabo una ambiciosa expedición de conquista contra Inglaterra; en Inglaterra, por último, excomulgó al monarca Juan sin Tierra para obligarlo a rendirle homenaje y tributo como vasallo (1213).
Como cabeza espiritual de la cristiandad, Inocencio III predicó la Cuarta Cruzada (1202-1204), que, de estar dirigida en principio contra Egipto, fue desviada por los venecianos contra Constantinopla, ciudad en la que los cruzados fundaron el Imperio Latino de Constantinopla (1204). El pontífice condenó esta acción, pero no vaciló en aprovecharla para intentar la sumisión de la Iglesia griega e imponer un patriarca latino en la capital bizantina.
Así mismo, promovió la cruzada contra la herejía cátara, o albigense, en el Languedoc (1213-1215), expedición que pronto se convirtió en una guerra de conquista, que permitió la obtención de los Estados del conde de Tolosa por la monarquía francesa y supuso el principio del fin de la floreciente civilización occitana.
De forma paralela, el Papa favoreció una profunda reforma eclesiástica a través de la aprobación de nuevas órdenes religiosas, esencialmente urbanas, entre las que cabe destacar las órdenes mendicantes que seguían las enseñanzas de san Francisco de Asís: los franciscanos (1209) y las clarisas (1212).
Su pontificado culminó, en 1215, con la celebración del IV Concilio de Letrán, el duodécimo de los ecuménicos y el más importante de los medievales.
Al año siguiente, el 1216, el día 16 de julio, Inocencio III fallecía en la ciudad de Perugia.