Pedro Ximénez Carroz y la conquista de Dénia
El noble Pedro Ximénez Carroz, en 1244, simuló la retirada de sus tropas para sorprender a la población y conquistar la ciudad.
La conquista de Dénia está ligada a la figura de Pedro Ximénez Carroz. A este noble, de origen germánico pero procedente de Italia, lo vemos al lado de Jaume I en la conquista de Mallorca. Su nave se sitúa en la retaguardia de la expedición naval que parte desde Salou, tal como relata la crónica del rey (cap. 56). En la isla es nombrado caballero por el monarca, delante de todo su ejército, el día de Navidad de 1229, en los albores del asalto definitivo a la ciudad de Mallorca. Tras la rendición, de la que fue gobernador en 1233, recibió importantes donaciones.
Después participará como almirante en la conquista de Valencia y entrará en el círculo de personas de confianza del Conquistador. En varios documentos del archivo de esta ciudad estampa su firma junto a la de los infantes y a la de nobles como Pedro Cornel, Arnaldo de Luna y Pedro de Atrocillo, entre otros. En documento firmado el 18 de Julio de 1240, el rey le concedió el castillo y villa de Rebollet, lugar que más tarde se convertiría en la Font d’En Carròs.
Intervino en el sitio de Xàtiva y estuvo en la firma del tratado de Almizra. Conquista Dénia en 1244 y se encargó de la defensa de Laguar y Jalón y del castillo y villa de Pop en 1257. Nunca dejó de estar al lado de Jaume I en sus hechos de armas, al que acompaña en el sitio de Murcia, en 1266, e interviene en la reconciliación con el infante Pere, con el que Jaume tuvo serios conflictos en las postrimerías de su reinado.
Le sucedió su hijo Francesc Carroz, almirante de la Corona de Aragón, que lidera las acciones marítimas en la conquista de Cerdeña y en la guerra contra Pisa.
La conquista de Dénia
Hacia 1239, Zayyan, retirado en Dénia tras la derrota de Valéncia, se entrevista con Jaume I en el castillo de Bayren (Gandía), y le plantea la posibilidad de obtener Menorca en vasallaje. Trato que el monarca no acepta. Las treguas firmadas en la rendición de Valéncia le concedían cinco años de paz, pero Zayyan empieza a perder apoyos en su propio territorio. En 1243 pierde el control sobre Murcia. Conforme avanzan las conquistas de Jaume I hacía el sur, la caída de Dénia es cuestión de tiempo. El asedio a Xátiva, que se inicia a principios de 1244, arrastra a las fuerzas cristianas hacia otros territorios.
A partir de este momento, el relato de la conquista de Dénia contiene una parte de fabulación, que el historiador Chabás desmenuza en su libro sobre la historia de la ciudad. Según éste, los ejércitos de Carroz, decididos a hacerse con el control de la población, se asentaron en una colina cercana, estableciendo el campamento y construyendo una fortificación, el castillo de Olimbroy, actualmente desaparecido.
Desde esta posición, las tropas cristianas asediaban Dénia y trataban de evitar la llegada de auxilio por mar. Sin embargo, la resistencia de los musulmanes era tan sólida que los intentos de asalto eran infructuosos, haciendo que el sitio se alargase por espacio de meses. Y aquí entra una parte de leyenda.
Los cronistas de la época aseguran que Zayyan protegía a un primo suyo, de conducta lujuriosa, que acumulaba gran número de ciudadanos agraviados. Uno de éstos entró en tratos con Carroz y le indicó la manera de ayudarles a entrar en la ciudad. Aprovechando la llegada de una noche de poca luna, al amparo de la oscuridad, sería abierta desde dentro la puerta de Oliva para que pudiese acceder una compañía de almogávares.
Con la intención de despistar al enemigo, Carroz simuló la retirada de las tropas y el levantamiento del sitio. La incredulidad de la población y la fatiga de meses de asedio provoca la apertura de las puertas de la ciudad y la salida de sus ciudadanos por el lado contrario desde el que, en ese momento, entraban con sigilo las tropas cristianas. Alertados del peligro, los moros hacen frente a los inesperados invasores pero no logran impedir la entrada del resto de los contingentes cristianos.
Dénia es saqueada y los últimos resistentes, que se recluyen en la parte más fortificada del castillo, acaban rindiéndose. Según Chabás fue el 11 de mayo de 1244, quedando Pedro Ximénez Carroz al mando de los territorios conquistados.