El tratado de Almizra
La conquista de Xàtiva provocó un enfrentamiento con Castilla, que tuvieron que dirimir el infante Alfonso y su futuro suegro, Jaume I.
“La toma de Enguera por parte de Alfonso de Castilla provocó la ira de Jaume I, que se presentó ante la villa y la capturó, ejecutando a los que habían opuesto resistencia. Alfonso de Castilla, cuando se enteró de la ejecución de su gente, pensó que la cosa había ido demasiado lejos, y solicitó una entrevista con el rey Jaume. El rey le contestó que la concedería solo si el castellano estaba dispuesto a retractarse de su conducta. El rey aceptó y los futuros suegro y yerno se vieron entre Villena y Caudete, en los llanos del campo de Almizra.
Debemos situar el hecho durante los días 25 y 26 de marzo de 1244. El encuentro no fue fácil ya que Alfonso reclamaba una dote por la boda con Violante y esa dote era Xàtiva. Jaume se quedó mudo. ¿Acaso en su boda con Leonor, la tía abuela del infante Alfonso, alguien había ofrecido alguna dote, en territorio o dinero, a la casa de Aragón? Xàtiva pertenecía a la tierra de conquista de Aragón y el rey no iba a cederla por nada. Una buena relación con Aragón todavía podía ofrecerle a Alfonso algo mejor: la ayuda militar de mil o dos mil caballeros una, dos o las veces que hicieran falta. Los castellanos regresaron al día siguiente. Jaume debía darle Xàtiva a su señor Alfonso, porque de todas maneras este había de tomarla de grado o por fuerza.
El rey sin inmutarse dijo lo siguiente: pues quien quiera entrar en Xàtiva ha de pasar por encima de nosotros. Y vosotros, castellanos, cuidaos de pasar con vuestras amenazas, pues aquellas las he de esperar. A esto siguió la orden de cargar las mulas y de regresar al sitio de Xàtiva. Fue entonces, nada más partir, cuando la reina Violante rompió a llorar y a maldecirse. Ella había venido para acordar a su marido y a su futuro yerno, el que había de ser marido de su hija, y nada había conseguido. El rey mantuvo la orden de partir. Los nobles de Castilla apelaron a la reina, que volvió a hablar con su esposo con el llanto en los ojos. Violante fue escuchada.
De allí se había de salir con paz, pero para eso Castilla debía renunciar a Xàtiva. El acuerdo partió la tierra conforme estaban divididos los reinos moros de Valencia y Murcia. Enguera la ofreció Jaume a la Orden de Santiago. El tratado reconocía como valencianos todos los territorios que iban desde Biar hacia Xàtiva y Denia. Jaume conservaba una línea muy importante de castillos que iban desde Almizra hasta Torres, pasando por Biar, Castilla, Xixona, Alarch, Finestrat, Polop, La Mola de Aybés y Altea".
(“Jaume I, el Conquistador”, José Luis Villacañas).