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Castillo palacio

Tras la conquista cristiana, fue repoblado en 1255 y Jaume I cedió la jurisdicción a su hijo, Pedro Fernández de Híjar. En 1278, Pedro III crea la baronía y con posterioridad pasa a manos de la familia Prócida, de origen siciliano. Este linaje italiano se instaló en el lugar, construyendo el actual palacio del centro de la población.

En 1487, los Prócida vendieron el señorío a Pedro Maza de Linaza. Tras diversos problemas sucesorios, acabó en manos de los marqueses de Dos Aguas, que lo mantuvieron hasta la extinción de los señoríos en el siglo XIX.

La crónica de Jaume I

"Luego de haber regresado a Valencia, después de alcanzada aquella victoria, trataron de reunirse con Nos en Játiva; y a poco de haberlo verificado, tuvimos noticia de que estaban pasando por el valle de Albaida algunos caballos lijeros que iban a socorrer a los moros de Beniopa, a quienes por orden nuestra tenía sitiados nuestro hijo En Pedro Ferrández de Hjjar; más como antes de llegar supieron ya que los de Beniopa habían tenido que rendirse, pasaron entonces a dar salto a la puebla de Luchente. Así que llegó a nuestra noticia que los moros habían saqueado aquel lugar, quisimos marchar inmediatamente a su encuentro… pero así que estuvimos fuera de la villa, el maestre del Templo, En Garcia Ortiz, el obispo de Muesca y muchos otros caballeros nos rogaron encarecidamente, que tuviésemos a bien no esponernos en aquella espedición, porque el escesivo calor podría fácilmente dañarnos.. y así, para contentarlos, nos volvimos á Játiva".
(Crónica, cap. 558)

"Marcharon, pues, de Játiva En García Ortiz, el maestre del Templo y todos los caballeros y peones que los acompañaban. dirigiendose hacia Luchente, a donde llegaron rendidos de calor y de cansancio, ellos y los caballos, por lo mucho que habían corrido y por el escesivo calor que había reinado aquel día. Al entrar en el término del pueblo, descubrieron al enemigo, en número de cuatrocientos a quinientos caballos, y más de tres mil infantes: arremetieron los nuestros contra los moros; pero el resultado fue que murieron en la refriega don García Ortiz de Azagra, su hijo don Bernardo de Entenza, con muchos otros caballeros y peones, y cayeron al mismo tiempo prisioneros el maestre del Templo y algunos freiles de su milicia".
(Crónica, cap. 559)